Yo Soy el Pan del Cielo-19o.Domingo Tiempo Ordinario

[iframe style=”border:none” src=”http://html5-player.libsyn.com/embed/episode/id/3719784/height/100/width/480/thumbnail/no/theme/legacy” height=”100″ width=”480″ scrolling=”no” allowfullscreen webkitallowfullscreen mozallowfullscreen oallowfullscreen msallowfullscreen]
En las lecturas de este domingo, la Iglesia continua guiándonos en la reflexión del capitulo 6 del Evangelio de Juan, que trata sobre Jesús, nuestro alimento espiritual en la Sagrada Eucaristía.
En la primera lectura vemos al profeta Elías exhausto e implorando a Dios por la muerte. Para entender su situación, hay que leer el capítulo previo, cuando Elías desafía, vence, y manda a matar a los profetas de Baal, al mostrarse su engaño. La reina Jezabel jura vengarse de Elías, y este escapa hacia el monte Horeb, que es el mismo que el monte Sinaí. Como ya sabemos de la geografía Bíblica, el ir hacia el monte es ir al encuentro con Dios, y es precisamente lo que ocurre en el pasaje inmediatamente después de esta lectura. Elías lanza su queja diciendo, que es suficiente, que el no es mejor que sus padres; es como decir, ya soy un hombre viejo y no merezco vivir mas que mis padres. Elías dice estas palabras, quizás en el sentido de estar cansado de vivir viendo el pecado del pueblo de Dios. Elías recobra las fuerzas con esta milagrosa comida que le proporciona un ángel. Esta comida es una figura de la Eucaristía, que también nos restaura el vigor a los que estamos en este peregrinar rumbo a la tierra prometida.
La segunda lectura de este domingo continua las exhortaciones morales de la Carta a los Efesios, este domingo, en el contexto del perdón. La exhortación es de ser imitadores de Dios, quien nos perdonó primero en Cristo. El perdón y la reconciliación es parte esencial de la predicación de Jesucristo, quien nos exhorta a dejar los sacrificios al pie del altar e ir a reconciliarnos primero con nuestro hermano. Una cosa que siempre les comento a los hermanos y hermanas es la necesidad de que nuestro corazón este orientado a Dios. Que nuestra interioridad sea lo que nos lleve a estos actos de caridad. Si no hay perdón, si no hay reconciliación (que son cosas interiores), de nada vale el sacrificio (un acto exterior). Sean imitadores de Cristo leemos en la segunda lectura. Esta es la meta de la vida Cristiana, el ser alter Cristus, otros Cristos. Por eso la vida Cristiana comienza con un adentramiento en el Misterio Pascual con nuestro bautismo. Hermanos, hay que estudiar las Escrituras, para conocer al Cristo que estamos llamados a imitar.
En el evangelio de este domingo, la iglesia continua ofreciéndonos los pasajes del capitulo 6 del evangelio de Juan. Este es un capitulo muy importante para nosotros, ya que aquí Jesús comienza a revelarnos el misterio de su Cuerpo y su Sangre compartidos para nuestra salvación en la Eucaristía.
De entrada en este pasaje, nos encontramos con la incredulidad de los judíos, porque las palabras de Jesús “yo soy el Pan que ha bajado del cielo” requieren una apertura, una medida de fe. Fe es lo que les faltaba, ya que la familiaridad que tenían con Jesús les impedía ver mas allá. Bien lo dijo Jesús: nadie es profeta en su propia tierra.
Un obstáculo mayor también se presenta al Jesús identificarse como hijo del Padre, algo que en Jn 5:38 vemos explicado, para los judíos significa identificarse, hacerse a si mismo igual con el.
En los siguientes versículos vemos ilustrado el principio de la primacía de la iniciativa divina: “Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae.” Dios es quien nos llama, y nos manda la ayuda del Espíritu Santo a movernos el corazón hacia la conversión.
Cuando Jesús dice “serán todos enseñados por Dios” se esta refiriendo a las profecías de Isaías y Jeremías veían una nueva Alianza establecida con el pueblo, sellada con la sangre del Mesías, y escrita por Dios en nuestros corazones.
Solo el enviado por el Padre ha visto al Padre, nos dice Jesús. Esta es la diferencia para nosotros los Cristianos. Jesús vino a darnos la revelación del Padre. Es por Jesús que conocemos a Dios. Por eso para nosotros Jesucristo es el Camino, la Verdad y la Vida.
Termina Jesús recordando el pasaje del maná en el desierto, como Jesús es mas grande que esto, porque el al hacerse pan se ofrece a nosotros como alimento de la salvación.
Hermanos y hermanas, esta semana los invito a reflexionar hondamente sobre estas Escrituras. ¿Creemos verdaderamente estas palabras? Creemos y rogamos al Señor aumente nuestra fe. ¿Y si las creemos, porque nos somos amables y compasivos imitadores de Dios? Imploremos a Dios nos de la fuerza del Espíritu Santo para convertirnos hacia El. En esta semana renueva tu amor para el gran sacramento de amor, que es la Sagrada Eucaristía.
Lecturas del sitio USCCB: http://www.usccb.org/bible/lecturas/080915.cfm
Salmo cortesía de Martha Zamuio Sánchez https://www.youtube.com/watch?v=tBT13xnqfQU
Responses