Reflexion a las Lecturas de 29o Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C

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Comentario

El tema principal del evangelio de este domingo está centrado en la oración, en la persistencia que debe tener nuestra oración.  Considerando  la primera lectura tomada del libro del éxodo 17, 8-13.  El contexto de este pasaje es el peregrinaje del pueblo de Dios hacia la tierra prometida.  Así como nosotros en camino a nuestra tierra prometida, el camino de los Israelita está plagado de peligros: hambre, sed, y en este caso, la guerra; esta era la primera de muchas batallas que Israel iba a pelear. La enemistad entre estos pueblos se puede entended si sabemos que el pueblo de Amalec era descendiente de Esaú, y por eso odiaban a Jacob por haberle robado la herencia, y por se consideraban uno de los enemigos tradicionales de Israel.  En este pasaje de Éxodo se encuentra la primera mención de Josué, quien aquí juega el papel de general de Israel en esta batalla.  Muchos biblistas ven en este pasaje la necesidad de la acción y la oración en las “batallas” de nuestras vidas: Orando como Moisés, y luchando en acción como Josué.  Los santos padres de la Iglesia ven en el gesto de los brazos extendidos de Moisés una prefiguración de Jesús con sus brazos extendidos en la cruz.

 

La segunda lectura, tomada de la segunda carta de San Pablo a Timoteo 3, 14–4, 2 nos presenta una exhortación a la fidelidad en la predicación y la enseñanza que hemos recibido.  Nosotros los católicos tenemos la firme seguridad de nuestras enseñanzas por medio de la doctrina de la Sucesión Apostólica que nos dice que lo que Jesucristo nos reveló fue comunicado a sus apóstoles, quienes a su vez lo enseñaron a otras personas, dejándolas encargadas de las Iglesias que iban fundando-este es el significado de la palabra “obispo” que proviene del griego “episkopoi” o sea supervisor.  Estos obispos enseñaron a otros obispos, y así a través del tiempo hasta llegar a nuestros días.  Por eso nuestra iglesia tiene la certeza de tener la verdadera enseñanza de Jesucristo, que aquí en esta lectura se nos exhorta a serle fiel a esta enseñanza.

Ya en el evangelio, vemos uno de los temas más presentes para Lucas: el tema de la oración.  En el evangelio de Lucas tenemos pasajes como el Magníficat, el cantico de Zacarías, el Gloria, el cantico de Simeón que muchos biblistas deducen es la manera en que Lucas está mostrando como se debe orar a su audiencia compuesta primordialmente de gentiles.  En este pasaje que vamos a escuchar el Domingo se vislumbran dos aspectos de la oración: nuestra insistencia en llevarla a cabo, y la certeza en fe de que nuestra oración es escuchada.  La viuda tanto y tanto ruega al juez, que este, aunque era malo, decide con tal de quitársela de encima, darle justicia.  Nosotros muchas veces nos desesperamos cuando le pedimos algo a Dios y no se cumple.  No nos detenemos a considerar si la razón que no se cumple puede ser porque lo que pedimos no es bueno para nosotros; o quizás nos falta esa constancia en nuestra oración; o nos falta confianza y fe en Dios.  Por eso nuestra oración siempre debe ser como enseño Jesús: “hágase tu voluntad Señor” –así todo lo que nos pase, sea bueno o sea (a nuestro parecer) malo, todo proviene de Dios, y es causa de nuestro agradecimiento.  Y hablando de agradecimiento, que nuestra oración sea balanceada, no puede ser siempre oración de petición, como si Dios se tratara de un genio en la botella concediendo deseos! No puede ser así! Debemos haber oración de bendición, adoración, intercesión, acción de gracias, alabanza y por ultimo de petición.

El ultimo versículo de este pasaje tiene un tinte escatológico cuando nos dice “cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?» De nosotros resta que la respuesta sea afirmativa.  Unámonos en oración con la Iglesia este domingo cuando contestamos a la plegaria eucarística “anunciamos tu muerte y proclamamos tu resurrección, ven Señor Jesús!”  Volteando nuestra mirada hacia el regreso de nuestro Señor, en constante oración que nos lleve a la fidelidad final de una unión con Dios, que así sea.

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