Navidad en la Tierra de Jesús

Pesebre en gruta de natividad

Hace unas cuantas semanas tuve la gracia de ir en peregrinación a Tierra Santa. Fue un tiempo propicio, ya que justo nos encontrábamos en el tiempo de Adviento, en orante preparación para celebrar la venida de Cristo en la Navidad. Nuestro recorrido nos llevó por tres lugares donde vivimos particularmente de cerca esta temporada tan importante para nosotros los católicos.  El primer sitio es la Basílica de la Visitación, localizada en Nazaret. La basílica marca el lugar donde los cristianos, desde los primeros tiempos, han venerado como el sitio donde el ángel Gabriel se le apareció a María, anunciándole que sería la madre de un hijo que sería descendiente de David, y por lo tanto, rey. El niño sería concebido por obra del Espíritu Santo, y por eso sería un niño divino, el mesías, el hijo de Dios (ver Lucas 1:26-38). El sitio es importante también, porque las palabras del ángel en la Anunciación “Salve, llena de gracia,” contienen la base teológica del dogma de la Inmaculada Concepción. La iglesia fue construida en el año 1969, sobre las ruinas de antiguas edificaciones bizantinas y cruzadas. Es de dos pisos, y está magníficamente decorada por imágenes de la Anunciación provenientes de diferentes países. En el nivel inferior se encuentra la gruta que originalmente sería parte de la casa de María, donde la Anunciación tuvo lugar. Con gran recogimiento pasamos unos momentos de oración, contemplando el misterio de la Encarnación, donde Dios Emanuel, viene a nosotros. Con este evento comenzaría la espera, el adviento de María.

En el Evangelio de Lucas, el pasaje inmediatamente después de la Anunciación es la visita de María a su parienta Isabel (ver Lucas 1:39-56), y también nosotros, con María, nos encaminamos a la región montañosa de Judá, hacia la ciudad moderna de Ein Karem. Ahí se puede visitar la Iglesia de San Juan Bautista, y subiendo por una empinada colina, la Iglesia de la Visitación. La presente estructura de la Iglesia de la Visitación fue construida sobre las ruinas antiguas, y terminada en el año de 1955. La iglesia cuenta con dos niveles. El nivel superior está decorado con imágenes de episodios como las Bodas de Caná, el Concilio de Éfeso, y la Batalla de Lepanto. El nivel inferior tiene un pozo de agua que la tradición narra sería usado por Isabel y Juan. También se preserva en el costado derecho una roca donde Isabel habría escondido al niño Juan, para salvarlo de la persecución de Herodes. Muy contentos de haber acompañado a María en este trayecto nos dirigimos hacia Belén, al sitio del nacimiento de nuestro salvador.

La Basílica de la Natividad es de las pocas iglesias de la Tierra Santa que sobrevive desde los tiempos bizantinos. La estructura original data del tiempo de Constantino, y fue destruida en una revuelta samaritana alrededor del año 529 d.C. El emperador bizantino Justiniano la mandó reconstruir, y fue completada en el año 565 d.C. La tradición narra que la iglesia escapó de ser destruida por los persas en el año 614 d.C debido a que estaba decorada con imágenes de los Tres Reyes Magos, quienes estaban representados con vestimentas similares a las de los invasores. Para entrar al edificio uno tiene que hacerlo doblado, en humildad ante la grandeza de la Encarnación. Adentro se pueden admirar aun restos de bellísimos mosaicos en la parte superior y pinturas de santos en las columnas. Los trabajos de restauración llevan varios años preservando, y descubriendo nuevas maravillas de la estructura. La gruta donde nació Jesús es accesible por unas estrechas escaleras en el costado derecho, pasando el altar. Ahí descendimos con emoción para venerar en un momento de oración la estrella en el piso que marca el lugar del nacimiento de nuestro Señor. Enfrente de esta se encuentra una porción de la gruta llamada “Gruta del Pesebre,” lugar donde la tradición indica su madre colocó al niño recién nacido.

Concluimos nuestro recorrido de Adviento y Navidad en el lugar conocido como “Campo de los Pastores.” Este es el lugar donde los pastores oyeron el canto angélico de gozo: “Gloria a Dios en el cielo, y en la Tierra paz a los hombres de buena voluntad” (ver Lucas 2:8-20). Aquí se encuentra una capilla adentro de una antigua cueva que sería usado como lugar de descanso de los pastores. Fue construida en 1953, una vez más, sobre ruinas de santuarios antiguos. Su cúpula brinda abundante luz, y se asemeja en apariencia a la estrella de Belén. Está decorada con tres escenas que marcan el anuncio de la natividad a los pastores, primero con miedo, después con sorpresa, y finalmente con gran gozo.

Con ese mismo gozo dejamos esas tierras que fueron testigo de la vida de nuestro Señor. Nos pidieron mucho el recordar en oración a nuestros hermanos cristianos que viven en estas tierras. Si tienes oportunidad de visitar, la experiencia marcará tu vida y profundizará tu fe en Dios. Que Él nos bendiga en esta Navidad, y siempre.

Artículo publicado originalmente para el Texas Catholic Herald: https://www.archgh.org/news-events/news/texas-catholic-herald/

 

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