Natividad de San Juan Bautista

El día de hoy que celebramos la Solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, la primera lectura de la misa nos presenta el segundo canto del siervo sufriente. De estos cuatro pasajes del profeta Isaías, que tan bien describen la misión del servidor de Dios que habría de venir, este segundo canto describe también al precursor, a Juan el Bautista. Al igual que Jesús, quien fue consagrado por el Espíritu Santo desde antes de nacer, también Juan el Bautista estaba lleno del Espíritu Santo desde el vientre de su madre (ver Lucas 1:15).

En esta fiesta de la Natividad de Juan el Bautista debemos reflexionar lo que este personaje representa para nosotros en la vivencia de nuestra fe. La primera característica que quisiera enfocar es su desprendimiento. Juan vive en el desierto, entre las fieras salvajes. No se construye una escuela donde pueda entrenar a sus discípulos, más bien viven en una máxima simplicidad, comiendo langostas y miel silvestre. Juan les enseña este mismo desprendimiento a la gente que se acercaba para ser bautizada: “El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo” (Lucas 3:11).

Que Dios nos conceda imitar a Juan el Bautista, proclamando la venida de Jesús y la necesidad del arrepentimiento y la conversión.

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