Nadie Puede Servir a Dos Amos-25 Domingo Ordinario Ciclo C

adoracion

 

Las lecturas de este domingo nos llaman a ser fieles, incluso en las cosas pequeñas, ya que esto nos entrena y nos condiciona a ser fieles en las cosas grandes.

Dios escucha el lamento del pobre

Las palabras del profeta Amós en la primera lectura van dirigidas a aquellos que tanto en aquel entonces, como en el día de hoy se aprovechan del pobre. El abuso del pobre es un crimen que se alza al cielo hacia los oídos de Dios. Este pecado enciende la ira divina y los culpables no escaparán la justicia de Dios si no se arrepienten. El abuso de los pobres lo describe el profeta como un pisotear a los pobres, es decir, primero una humillación de tirarlos al suelo, deshumanizarlos, ya que el hombre no pertenece en el suelo. Y también un segundo agravio, el de agredirlos físicamente. Esto no se le hace a ningún ser humano, en estos días ni siquiera a los animales, y mucho menos a los débiles y necesitados. Los malvados hacen esto y se pasan sus días esperando la oportunidad de aprovecharse de la gente. Por eso tú que eres cristiano, se recto en tus negocios, en tus tratos, y no pienses que lo que te robas es poco, ya que de poquito en poquito se llena el jarrito, como dice el dicho. Esto es muy cierto en nuestra vida, ya que el pecar, por pequeño que parezca el pecado, nos va condicionando a realizar pecados más y más grandes, hasta que llega el día en que nos encontramos en un estado de enemistad con Dios.

Jesucristo, nuestro único mediador

En la segunda lectura leemos las exhortaciones de San Pablo a Timoteo, y vemos como el cristiano está llamado a orar por todos, en especial por las personas en autoridad. En tiempos del Imperio Romano se le acusaba al cristiano de ser un enemigo del estado al no rendirle culto al emperador, sin embargo pasajes como el de esta segunda lectura muestra que el cristiano está llamado más bien a ser ciudadano modelo, buscando el bienestar de las autoridades para el bien común. Por eso también la Iglesia nos exhorta a participar en la vida pública votando y sirviendo en posiciones de autoridad de ser así nuestro llamado. El versículo cinco de este quinto capítulo se ha usado muchas veces para acusar a la Iglesia de ser idólatra en su respeto y veneración por la virgen María y los santos. “Hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús,” nos dice el pasaje, y nosotros estamos de acuerdo, al saber que María y los santos nos apuntan el camino hacia Dios. Son mediadores no reemplazando al único mediador, sino en cooperación con él que es nuestro mediador.

El administrador infiel

En el pasaje del evangelio de este domingo nuestro Señor Jesús nos enseña una lección muy importante a través de la parábola del administrador infiel. Este administrador había malversado los bienes de su empleador y lo habían descubierto, ocasionando que su jefe le informara su intención de despedirlo del cargo. Al pedirle su jefe cuentas y verse a punto de perder su trabajo, como último recurso el administrador se dedica a rebajar las deudas de varias personas para así hallar favor con ellos y quizás encontrar trabajo con alguno de ellos en el futuro. Jesús alaba a este hombre por su capacidad de salir adelante diciendo que los hijos de la luz podemos aprender de esto. Algo similar les pasa a las personas que se lamentan por no saber de las Sagradas Escrituras o de la santa doctrina de la Iglesia. “No tengo tiempo,” o “soy muy lento para esas cosas,” son las excusas. Pero pregúntales a estas mismas personas sobre su novela o deporte favorito, y en seguida se vuelven en consumados expertos, conocedores de hasta el último detalle de la trama de la historia, o las estadísticas del juego. Ahí donde está nuestro interés está nuestro amor. Debemos dedicarle a las cosas de Dios al menos la misma cantidad de estudio que lo que le dedicamos a nuestras cosas favoritas. Finalmente, las lecturas de este domingo nos llaman a ser fieles, incluso en las cosas pequeñas, ya que esto nos entrena y nos condiciona a ser fieles en las cosas grandes. En esta semana, y siempre, no menosprecies las cosas pequeñas como el tener siempre una sonrisa lista para todos. Esta sonrisa puede ser el único destello del amor de Dios para algunas personas. No dejes de ser fiel en tus tratos y negocios, sobre todo con los más necesitados que son los preferidos de Dios. En esta semana toma la resolución de dejar de servir a otros amos y entrégate completamente al servicio del Señor.

 

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