Estudio de los Profetas 3-Concilio Divino, Reinado Terrenal

Muchas culturas en tiempos antiguos creían en una multitud de dioses, o sea, eran politeístas. Creían en dioses o diosas que tenían una esfera de influencia en un área en particular: por ejemplo, Baal era el dios canaanita de la tormenta. Incluso hay evidencia en las escrituras de que los israelitas en un principio compartían una visión cosmológica similar a la de sus vecinos. Un ejemplo citado en la Biblia para demostrar la creencia en Dios presidiendo sobre un concilio de seres celestiales es Job 1:6-9 “Un día, cuando los hijos de Dios vinieron a presentarse ante Yahvé, apareció también entre ellos Satán. Yahvé dijo a Satán: « ¿De dónde vienes?» Satán respondió: «Vengo de la tierra, donde anduve dando mis vueltas.» Yahvé dijo a Satán: « ¿No te has fijado en mi servidor Job? No hay nadie como él en la tierra. Es un hombre bueno y honrado, que teme a Dios y se aparta del mal.» Satán respondió: « ¿Acaso Job teme a Dios sin interés? (Biblia Latinoamericana). Las culturas del Antiguo Medio Oriente que tenían esta creencia, usualmente extrapolaban esta creencia en el área política. Sus reyes tenían el poder compartido por los dioses y sus cortes eran una imitación de su creencia en un dios supremo presidiendo un concilio. La prevalencia del politeísmo como creencia religiosa en antigüedad explica la manera en que el primer mandamiento es expresado: “, el Señor, soy tu Dios, que te ha sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre. No habrá para ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. No te postrarás ante ellas ni les darás culto.” (Ex 20, 2-5).

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