Epifanía del Señor

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Celebramos en la Epifania del Señor la manifestación de la divinidad de Jesús. Que con los reyes magos sepamos seguir la luz de Dios que nos guia hacia el, y que le entregemos al niño Dios el regalo de nuestro ser.
“Caminarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu alborada.” – Isaías 60:3
En la primera lectura de esta fiesta de la Epifanía vemos la importancia de la luz como manifestación de la presencia de Dios. En los relatos de las culturas del antiguo oriente, una gran luz usualmente acompañaba la presencia de un ser divino. Incluso para su pueblo, Dios se manifiesta como columna de fuego con una inmensa luz con la que guió a su pueblo en su travesía por el desierto. Así mismos, la vocación del pueblo de Israel es frecuentemente denominada como un ser “luz para las naciones,” es decir, guía para que a través de Israel conocieran al Dios verdadero. También nuestro credo afirma que Jesucristo es “luz de luz,” es decir, él como Dios brilla por su propia luz, y no necesita ser iluminado. Por eso es muy propio que su nacimiento fuera anunciado por una estrella, cuya luz guía a los “reyes magos” a su encuentro. Los regalos que los reyes magos traen son el cumplimiento de la visión del profeta Isaías, que veía estos tesoros de oro e incienso siendo llevados a la tierra del salvador. Que esta fiesta sea un recuerdo del deseo de Dios de hacerse presente en nuestras vidas, manifestándonos de muchas maneras su amor y su misericordia con nosotros.
“Por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia.” – Efesios 3:6
El pueblo de Israel tenía la firme convicción de que ellos formaban el pueblo elegido de Dios. Aunque se pueden encontrar indicios de un llamado universal a la salvación a través del antiguo testamento, este llamado no se manifiesta en plenitud hasta la venida de Cristo. Una de las novedades de la predicación de Jesucristo, que nos muestra la grandeza del amor de Dios, fue que Dios deseaba la salvación de toda la humanidad. En la segunda lectura de este domingo Pablo nos habla de un “misterio,” algo que estaba escondido para generaciones pasadas. Este mensaje oculto es que los gentiles también son llamados a participar de la redención obtenida por Cristo. Este llamado lo transmitió el Espíritu Santo a través de la predicación de los apóstoles. Pedro lo vivió en el episodio de la conversión del centurión Cornelio, y Pablo nos habla de haber recibido este mensaje por una revelación. El evangelio de Mateo también nos apunta hacia esta apertura de la salvación a los gentiles con la adoración de los reyes magos, ya que ellos no eran parte del pueblo de Dios. Esto es lo que celebramos en esta fiesta de la Epifanía: la grandeza de nuestro Dios que se ha hecho presente entre nosotros, y que desea la salvación de todo habitante de la tierra. Celebremos entonces con alegría a Dios nuestro salvador.
“Vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarlo.” – Mateo 2:2b
Este domingo celebramos la Epifanía del Señor, que significa la manifestación de su divinidad. El pasaje del evangelio de Mateo toma un número de signos tomados del Antiguo Testamento, para mostrarnos que Jesús es el cumplimiento de lo prometido en la antigua alianza. El profeta Isaías, y el Salmo 72 hablaron de los regalos de oro e incienso que serían llevados como ofrenda a estas tierras. El profeta Miqueas había vaticinado la importancia de Belén como el lugar donde nacería un gran gobernante. Finalmente, el libro de Números hace mención de la estrella, que significa la llegada del rey, y que se posaría en el pueblo. Todo esto nos muestra que en el nacimiento de Jesús se cumplen las promesas de Dios, mostrándonos su poder y su amor por nosotros. La esperanza de Israel a llegado, trayéndonos paz y salvación. Los reyes magos adoran al niño. Ellos han sabido seguir los signos de la naturaleza para reconocer a Jesús, rey de reyes. Hay que dejar que nuestro camino también sea guiado por todas las luces que Dios nos ha dejado, como su Palabra, los sacramentos, la oración, y la enseñanza de la Iglesia, para que nosotros también sepamos reconocer y adorar al niño que ha nacido entre nosotros.
Salmo cortesia de Natalia Caceres: http://nataliacaceres.wordpress.com/2012/01/12/salmo-71-alaben-al-senor-todos-los-pueblos-la-epifania-del-senor/
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