Yo Soy El Camino, La Verdad Y La Vida-5o Domingo de Pascua

Una de las marcas de distinción de la creciente comunidad cristiana, como vemos en el libro de Hechos, es que compartían todo. Esto lo hacían como signo de que en Cristo vivimos como si fuéramos una sola familia. Y como toda familia con sus propios problemas, la familia Cristiana encuentra sus primero problemas debido a que la familia está creciendo de manera acelerada: ya no son sólo judíos de Jerusalén, sino que ahora incluye también a los judíos de origen griego venidos de la Diáspora. El problema aquí presentado es la desatención a las viudas de habla griega. Hay que recordar que en la cultura judía las viudas quedaban desamparadas y requerían la asistencia de sus familiares para sobrevivir. La solución de los apóstoles es de llamar a este grupo de ayudantes que se convierten en los primeros diáconos (palabra de origen griego que significa servidor), así como Moisés llamo a los 70 ayudantes, y Jesús mismo llamó a los 12 apóstoles y muchos otros discípulos. Todo esto con el propósito de que los apóstoles pudieran dedicarse de lleno a la predicación de la palabra.

En la segunda lectura Pedro nos invita a tener como fundamento la roca que nos salva, esta piedra angular rechazada por los constructores. Fue una roca la que Moisés golpeó para sacar el agua que les da vida al pueblo de Dios en el desierto. Descansamos en esta roca fundamento del edificio espiritual y somos constituidos en una participación en el sacerdocio de Jesucristo. Por las aguas vivas de nuestra Roca en el bautismo recibimos la gracia del Espíritu Santo y somos hechos participes en el sacerdocio de Jesucristo. ¿Cómo ejercemos nuestro sacerdocio? Con lo que ofrecemos de nosotros, nuestros triunfos y fracasos, nuestras alegrías y nuestros sufrimiento. Y lo hacemos siempre, y por sobretodo en el ofertorio cada Domingo. Hemos sido elevados a una gran dignidad al poder compartir nuestros deseos y sufrimientos y unirlos al sacrificio de nuestro único sacerdote Jesucristo.

En las palabras del Evangelio, Jesús nos deja palabras de consuelo, ya que en el previo capitulo 13, Jesús les había dado un discurso de despedida y la predicción de la traición de Pedro. “No se turbe su corazón” nos dice Jesús hoy en día también. Jesús ascendió al Padre a prepararnos una morada, la cual nos prepara con el trabajo de la redención que realizó por nosotros. Jesús nos enseña algo central de la doctrina cristiana: Jesús es el camino que lleva al Padre. Esta ha sido la constante enseñanza de la Iglesia: se requiere la fe en Jesucristo para alcanzar la salvación. “Yo soy el camino, la verdad y la vida” nos dice Jesús. Aquí esta la ironía de la pregunta de Pilato: “¿qué es la verdad?, cuando tenía la verdad enfrente de él. Jesús es la vida, por eso se nos da en la Eucaristía como alimento Espiritual. Hay que orar para que Dios aumente nuestra fe, que creyendo hagamos las obras que hacía Jesús: ser instrumentos de perdón y reconciliación, proclamando la Buena Nueva de la salvación a todos, sobre todo los más pobres entre nosotros. Que está Pascua nuestra fe en Jesucristo el camino la verdad y la vida se vea acrecentada y que nuestras obras sean reflejo fiel de las enseñanzas de nuestro maestro.

 

 

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