Jesús el Buen Pastor-4 Domingo de Pascua

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En este 4o. Domingo de Pascua la Iglesia nos ofrece en la liturgia la imagen de Jesús comola puerta de entrada del rebaño, Jesús el Buen Pastor que cuida de sus ovejas. En la primera lectura tenemos otra predicación de Pedro dirigida al pueblo de Israel, la cual tiene el resultado la conversión de 3 mil personas. La predicación de Pedro tiene como centro la persona de Jesucristo: “Sepa, pues, con certeza todo Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo a ese Jesús a quien ustedes han crucificado.” Jesús es Señor y Cristo, o sea, Jesús es el Dios y Salvador anhelado del pueblo. El titulo de Cristo-Mesías se refiere al pasado, a las promesas hechas al Pueblo de Israel, mientras que el titulo de Señor se refiere al Jesús escatológico, el Jesús triunfante. Así vemos como este titulo abarca a Jesucristo nuestro Alfa y Omega-nuestro principio y fin. La reacción de los ahí presentes es una de compunción, al darse cuenta de la seriedad de lo que han hecho. Se preguntan: “¿Qué debemos hacer? Y la respuesta de Pedro aplica tanto para ellos como para nosotros el día de hoy: conviértanse y háganse bautizar. Bueno, para nosotros que ya hemos sido bautizados, nos queda la conversión, el continuamente volvernos hacia Cristo. Este es el mensaje de los profetas, el mensaje de Juan el Bautista, y en los últimos días, el mensaje de Jesús.
La segunda lectura nos habla de la paciencia ante los sufrimientos, ante los golpes, por el ejemplo de Jesús que como inocente oveja fue llevada a ser sacrificado sin queja alguna de su parte. El no cometió pecado alguno y soporto su sufrimiento. Nosotros que por nuestras maldades en realidad a veces nos merecemos lo que nos pasa, con más causa debemos ser pacientes. En agradecimiento por su sacrificio deberíamos volvernos a él como las ovejas siguen al pastor.
En el Evangelio Jesús se describe como la puerta por donde las ovejas deben de entrar. Esto nos habla de la necesidad de creer en Jesucristo si queremos ser parte de este redil. La fe en Jesucristo es necesaria para la salvación. Entonces Jesús es pastor y puerta. Como pastor, él es quien nos lleva a nuestro destino, él es quien nos lleva al Padre. Jesús esta usando una imagen muy conocida para su audiencia: las ovejas de diferentes familias a veces eran reunidas en un sólo grupo para pasar la noche protegidas por un velador. En la mañana el pastor llamaría a sus ovejas, y reconociendo su nombre, sus ovejas lo seguirían. El que nos llama a nosotros es Jesús, pero tenemos que aprender a reconocer su voz entre todos los ruidos que a veces nos confunden en el mundo de hoy. El día de hoy su voz viene da la enseñanza del Papa, de los obispos, de nuestros párrocos, etc. La voz de nuestro pastor Jesucristo en esta Pascua nos llama a la frescura de las aguas bautismales, al bálsamo del aceite de la Confirmación y la comida de la Eucaristía. Oremos con fervor esta semana para que nos sepamos distinguir la voz de nuestro pastor que nos guía en nuestra vida.
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