Serán tiempos difíciles como no los habrá habido desde que existen las naciones hasta ese momento.
Con el fin del año litúrgico ya cera de nosotros, la Iglesia dirige nuestra reflexión hacia el final de los tiempos. Tiempos turbulentos, sí, pero el tiempo de la segunda venida en gloria de nuestro Señor Jesucristo también. En la primera lectura, el profeta Daniel ve un destello de lo que serían aquellos días finales. En estos días de grandes tribulaciones el arcángel Miguel, que aquí se muestra como el protector de Israel, que acompañaría al pueblo de Dios. Daniel atestigua, de una manera quizás incompleta, lo que a nosotros ha sido revelado en plenitud y que proclamamos en fe cada domingo: la resurrección de los muertos al final de los tiempos. La Resurrección, junto con el juicio final a donde iremos a nuestro destino: unos a la felicidad eterna, otros al castigo eterno. Reflexionar sobre el fin de los tiempos no debe ser causa de preocupación, sino de esperanza. Con la segunda venida de Jesucristo viene el fin de todo mal en el mundo. Para los que creemos en Cristo, su venida nos traerá la salvación. Renovemos nuestra esperanza en esta espera en que nos encontramos, para que nuestro Señor nos encuentre listos para recibirle.
Tú no me abandonarás a la muerte ni dejarás que sufra yo la corrupción
Las lecturas de este domingo ciertamente ofrecen un tono de esperanza. En la primera lectura, Dios trae la salvación después de las tribulaciones. En el evangelio por igual Jesús, en esta imagen del Hijo del hombre, bajará del cielo en gloria después de un periodo donde la naturaleza misma se estremecerá. El salmista también comparte esta esperanza, con una fe en un Dios que no lo abandonará a la muerte, sino que más bien le enseña el camino de la vida. Esta es la esperanza del cristiano: la de una nueva vida en Él quien ha vencido a la muerte. Jesús experimentó el sufrimiento y la tribulación humana, pero resucitó al tercer día. Esto nos enseña que la vida eterna es el destino que nos espera para los que creemos en él. Para nosotros que hemos sido bautizados, junto con la gracia santificante que recibimos como don de Dios, también fuimos elevados a la dignidad de convertirnos en hijos adoptivos de Dios. Como hijos de Dios, Él mismo es nuestra herencia. Por eso vivimos llenos de esperanza al saber que nuestro padre Dios no nos abandona, sino que busca nuestra salvación.
Así también ustedes, cuando vean que sucede esto, sepan que Él está cerca, a las puertas.
El evangelio de este domingo nos exhorta a saber reconocer los signos de los tiempos. “Aprendan de la higuera, que cuando sus ramas están tiernas y con brotes, significa que el verano se acerca.” Esto se puede aplicar de muchas maneras a nuestras vidas . ¿Te sientes cansado? Examina tu vida, quizás estás tomando muchas responsabilidades. Si vives lleno de ansiedades, voltea hacia el Señor, y entrégale tus preocupaciones. De manera general, nosotros los cristianos estamos llamados a estar preparados, y en los versículos inmediatamente después de esta lectura, Jesús enseña a sus discípulos cual debe ser su actitud: “estén atentos y vigilen,” “no saben cuando viene el dueño de la casa,” “¡velen!” Nosotros no podemos vivir como si el mundo fuera eterno. Nuestra experiencia esta rodeada de constantes recordatorios de que la muerte existe, y la ciencia misma en sus investigaciones propone que nuestro universo llegará alguna día a su fin. La Iglesia repite la enseñanza de Jesús, y con la temporada de Adviento venidera nos enseña a estar preparados para la venida de Cristo. Que con esperanzada alegría escuchemos este mensaje, y vivamos en un estado de preparación, esperando la segunda venida de Cristo.
Lecturas de este domingo: https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/111421.cfm
Una de mis pasiones es compartir el mensaje del Evangelio con otros hermanos católicos. Empecé a tratar a Dios es serio cuando tenía 20 años y tuve la gracia de ir en peregrinaje a Francia al Día Mundial de la Juventud de 1997. Experimente un momento de gracia al oír al Papa Juan Pablo II predicar a los jóvenes. El ver la fe de los demás a mi alrededor me llevo a cuestionar mi propio entendimiento de la religión católica, y me propuse a estudiarla de ahí en adelante. Estuve envuelto en el ministerio juvenil durante mis estudios universitarios en la Universidad de Texas en San Antonio. Mas adelante tuve la oportunidad y la gracia de ir a la escuela de teología en la Universidad de St. Thomas en Houston, donde me recibí en Mayo del 2010 con una maestría en Estudios Pastorales. Regresé a la escuela de teologia en el Otoño del 2011 para continuar los estudios, esta vez en una maestria de estudios teologicos, la cual concluí en Mayo del 2015. Hoy en día practico mi ministerio como Director Asociado en la Oficina de Evangelización y Catequesis de la Arquidiócesis de Galveston-Houston. También soy instructor de programas como la Formación para el Ministerio Cristiano y el Proyecto Bíblico para la Arquidiócesis de Galveston-Houston. Tengo la enorme bendición de vivir mi vocación matrimonial con mi esposa Eli, y con mis tres hijos Isabella, Augustine y Saul.
Que mejor manera de honrar a nuestra madre en este mes del rosario, que estudiando y meditando esta preciosa oración. Para profundizar en su significado…
Nt2 from Juan Carlos Moreno Aquí les comparto diapositivas de la segunda sesión de una introducción al Nuevo Testamento. Tratamos de los siguientes temas:…
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