1er Domingo de Cuaresma Ciclo C

En la primera lectura vemos la descripción de la ceremonia del ofrecimiento del sacrificio de los primeros frutos que el pueblo de Dios ofrecería al llegar a la Tierra Prometida.  Este sacrificio se realizaba en reconocimiento del dominio de Dios sobre la creación; de cierta manera devolviéndole a Dios lo que le pertenece.  Este reconocimiento de los primeros frutos de la cosecha, los animales y los hijos tiene como propósito el condicionar al Pueblo de Dios a poner a su Señor como primero ante todo.  Este propósito forma gran parte de lo que la Iglesia nos invita a nosotros hoy en día a vivir en esta Cuaresma: reorientar nuestra vida para que Dios sea nuestro primer pensamiento, nuestro Sumo Bien, nuestro todo.  Esta reorientación la realizamos no con buenos deseos, sino apoyados de los pilares del ayuno, la oración y la limosna.

En la segunda lectura san Pablo nos exhorta a profesar con la boca lo que creemos con el corazón.  No nos equivoquemos al pensar que creer con el corazón expresa un tierno, pero difuso sentimiento; para la gente en tiempos de Pablo, el corazón es centro vital.  Decir que uno siente con el corazón envuelve el sentir con una convicción que envuelve todo nuestro ser. La fe que con el corazón creemos necesita una expresión exterior.  Por eso nosotros los católicos expresamos nuestra fe con todos los sentidos: cantamos, peregrinamos, alzamos las manos, usamos colores, incienso, etc.  Por eso en la Cuaresma se nos imponen cenizas como signo exterior de nuestro arrepentimiento interior.  En este pasaje vemos la razón de ser de la Iglesia: el proclamar la Buena Nueva de Jesucristo a manera de que llegue este mensaje a nuestra corazón y podamos así confesar que Jesús es el Señor.  Decir que Jesús es el Señor significa que Jesús es Dios.  Decir que Jesús es Dios expresa nuestra fe trinitaria, y significa que con su muerte nos trae la salvación.  ¿De que nos salva Jesús? Del pecado y  de la consecuencia del pecado, que es la muerte.  ¿Has sido salvado alguna vez de hacer un trabajo, o de pagar algún castigo? ¿Cómo te sentiste? Con un gran alivio, y seguramente agradecido.  ¿Y cómo te sientes al saber que Jesús te salvó del abismo de la muerte?

En el evangelio de este domingo Lucas nos escribe la tentación de Jesús en el desierto, el último episodio antes del ministerio público de Jesús.  Este pasaje contiene una gran riqueza de significado, que difícilmente podríamos terminar de cubrir, así que nos limitamos a unas pocas reflexiones, y te invito a que leas este pasaje una y otra vez esta semana para que Dios te vaya iluminando mas sobre su significado.  Por la respuesta que Jesús le da al tentador usando citas del libro de Deuteronomio, vemos que Jesús nos está mostrando de cierta manera como viene él a corregir el curso de la historia de la salvación.  Mientras que el pueblo de Dios fue tentado y cayó, aquí Jesús es tentado, y por su fidelidad a la voluntad del Padre, sale triunfante de la prueba.

Te invito esta Cuaresma con Pablo a abrir tu corazón en esta Cuaresma para que puedas proclamar con gozo Pascual que Jesús vive.

 
 
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