Estén Listos-19 Domingo Ordinario Ciclo C

“De común acuerdo se impusieron esta ley sagrada.” – Sabiduría 18:9b

 

En la primera lectura de este domingo el libro de la Sabiduría nos habla de aquella noche previamente anunciada, refiriéndose a la noche de la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud de Egipto. Este es uno de los ejemplos que nos da este libro de la Sabiduría de la providencia de Dios con su pueblo durante el Éxodo. La liberación del pueblo es para darle la libertad de rendirle culto a Dios. La salida de Egipto es la culminación de los castigos para sus enemigos y la manera en que Dios llama para sí a su pueblo. El sacrificio secreto que los santos ofrecían se refiere al sacrificio de la Pascua indicado a ser celebrado por Dios para marcar su salida esa noche y para siempre. Estos eventos marcan el llamado del pueblo de Dios, y vemos cómo todo esto los une, compartiendo los bienes y los peligros, como nos dice la lectura. Esta es la unidad que debemos tener todos los que servimos a Dios. Para nosotros la fuente de la unidad es el verdadero Cordero Pascual, nuestro Señor Jesucristo sacrificado en la cruz y ofrecido en el sacramento de unidad por excelencia, la Sagrada Eucaristía.

“La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven.” – Hebreos 11;1

La segunda lectura de este domingo, de la Carta a los Hebreos, nos habla de la fe, con esa clásica definición con la que abre el pasaje: “La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven.” De este tema se han escrito bibliotecas enteras. La fe es para nosotros el inicio de la salvación, y con la ayuda de la gracia, es la virtud con la cual creemos en las cosas reveladas por Dios. Nuestros antepasados en la fe, los patriarcas, son recordados y reconocidos por su gran fe, expresada en su confianza en los designios de Dios. Abraham y Sarah son presentados como grandes ejemplos de fe al confiar en el Señor, y por eso ellos son nuestros padres en la fe. Ante este ejemplo es que nuestra propia fe en Dios debe ser medida. Como Abraham, ¿obedecemos a Dios aunque implique hacer algo difícil? ¿Cuántos de nosotros elegimos el pecado antes de pasar por una dificultad? Como Abraham, ¿acaso confiamos en la promesa de Dios de cuidarnos cuando pasamos por momentos difíciles, o llegamos a dudar de su existencia? Ojalá que podamos experimentar la confianza en Dios y saber que su gracia nos acompaña en las dificultades.

“Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba.” – Lucas 12:33

 

En el evangelio de este domingo Jesús nos llama a tener confianza en Dios y no temer, que Dios al hacernos sus hijos lo que quiere es hacernos partícipes de su Reino. Recordando al rico necio de la semana pasada, aquí Jesús nos recomienda despojarnos de nuestros bienes y dárselos a los pobres. En vez de construir graneros donde almacenar el grano, Jesús nos invita a hacer bolsas que no se deterioran, que podrían ser unas vidas llenas de virtud abiertas a la gracia de Dios. Lucas en su evangelio nos recuerda una y otra vez el considerar nuestro actitud hacia las cosas materiales. Sea cual sea nuestro estado en la vida, ya sea ricos o pobres, hay que recordar que estamos aquí de paso, y las cosas de este mundo un día ya no serán más. Hay que tener cuidado de no poner nuestra esperanza en las riquezas, sino también nosotros un día correremos la misma suerte del rico necio. Que la bondad de Dios con nosotros mueva nuestro corazón al desprendimiento de los bienes terrenales, para mostrarnos más bondadosos con los necesitados.

 

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